Diario torinese. Primera entrada

Una experiecia de job shadowing en Scuola Holden

Diario escrito por: Lorena Briedis
Desde la Scuola Holden de Turín
Durante el #IntercambioEdEHolden
Febrero y marzo, 2015
 

Plaza Borgo Dora

6 de febrero, 2015

Hace diez años o así, entre el 2002 y el 2004, vine a Italia a hacer el bachillerato internacional en Duino, un pueblo de la costa Adriática, muy cerca de Trieste, donde Rilke escribió sus famosas Elegías. Durante esos dos años, conocí Roma y Florencia, Siena, Venecia, Padova, Mantova, Verona, Milán, Génova, Boloña y varias otras ciudades italianas que recuerdo menos. Salvo Torino (Turín, en español), una ciudad en la que nunca había estado y que, sin embargo, cuando pienso en Italia, arbitrariamente, recuerdo.

De Turín sabía poca cosa. Que se la disputaban los Alpes y el Po, y que tres escritores se habían suicidado allí (aunque ninguno ahogado ni despeñado, que supiera). A saber, Levi, Pavese y Salgari. Sabía, además, que Alessandro Baricco, el autor de Seda, había fundado una escuela de escritura allí hacía veinte años —la Scuola Holden— y que, recientemente, la habían mudado de la calle Dante —muy cerca del barrio de San Salvario— a la plaza Borgo Dora, y que la mudanza había resultado en un enroque entre el relativamente austero apartamento residencial que la hospedaba al castillo de Harry Potter.

Un relámpago de aviones y ya estaba aquí, frente al dragón que custodia la entrada, una suerte de Hogwarts en el que las gaviotas sobrevuelan la torre del castillo bajo una nevada helvética, dando gritos como sobre los crestones del Mediterráneo (da para pensar si el dragón de la Holden no es, en realidad, una gaviota sulfúrica y caída que precede la entrada a un mundo mitológico).

Así, sin meditarlo mucho, crucé la puerta y ya estaba allí, del otro lado, en ese umbral entre la ficción y el deslumbramiento que es la Scuola Holden, un antiguo arsenal militar de la ciudad que data de 1867 y que albergaba, asimismo, una fábrica de artillería. Allí me recibió Simone, un querido colega que he ido conociendo en los diversos encuentros de la Asociación Europea de Programa de Escritura Creativa (European Association of Creative Writing Programmes: EACWP), y a cuya sombra estaré trabajando. O, tal vez, estaremos trabajando los dos juntos a la misma sombra —el concepto de job shadowing, que es la misión que me ha sido oficialmente encomendada, en este caso, es revelador—, confabulados para conquistar uno o dos mundos, a partir de este intercambio pedagógico y estratégico que hemos estrechado entre la Escuela de Escritores y la Scuola Holden, gracias a la EACWP y al programa Erasmus+ de la Unión Europea.

A propósito del diario que me comprometí a escribir a lo largo de mi estancia en Turín y, respecto a lo que deba o no deba contaros sobre esta experiencia «en las sombras» de piazza Borgo Dora, me queda resonando, sin embargo, la frase que le hace decir Salinger al joven Holden y que el mismo Baricco acogió como un mantra secretivo cuando fundó la escuela:

 

It’s funny. Don’t ever tell anybody anything. If you do, you start missing everybody.

Pensiamoci.

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