Formulario de participación
El formulario de votación de febrero está abierto. El plazo de participación es:
- Desde el lunes 17 de febrero a las 19:00.
- Hasta el lunes 24 de febrero a las 12:00.
Relatos finalistas del mes de febrero
Semana 17: La limpiadora, de Enrique Mochón Romera (03/02/2025)
Me esparce crema solar por el cogote, conduce despacio mi silla hasta la ventana y se sienta frente a mí para darme la sopa. Trabaja con paciencia, rebañando mi barbilla con la cuchara, mientras me dice que se siente muy feliz, que nunca había deseado grandes lujos y con lo que yo tengo le sobra. Que antes de poner en marcha su plan se aseguró de que estaba jubilado y que no había nadie que pudiera echarme de menos. Que fue mi modo de bajar las escaleras, ensimismado y con las manos en los bolsillos, lo que le dio la idea de embadurnar con aceite los escalones.
Semana 18: Abuelita, de Juan José Pérez (10/02/2025)
Le dio la idea de embadurnar con aceite los escalones; También fue idea suya lo del raticida en el vino, o las puntas de aguja en el pan. Su abuela siempre le aportaba nuevas perspectivas que enriquecían sus relatos. Pero esa tarde superó toda expectativa cuando, a continuación, le susurró: “así me libré de tu abuelo Tomás”. Aquella confesión lo paralizó y, aunque conocedor del humor negro que solía gastar, esta vez no notó el mínimo atisbo de ironía ni le lanzó un postrero guiño cómplice. Sin más, se retiró a la cocina a prepararle su habitual taza de chocolate. Cuando volvió, por si acaso, Manuel decidió saltarse la merienda.
Semana 19: El increíble viaje de Manuel, de Efraim Centeno (17/02/2025)
—Manuel decidió saltarse la merienda. Tenía hambre, como todos los días, pero tuvo esa ocurrencia, a ver qué pasaba. Luego, cuando se hizo de noche, tampoco cenó, y así se olvidó de comer para siempre. Por la mañana se fue a pasear por los campos de trigo, a mirar las nubes y a pisar los charcos de barro. Así se distraía. Se quedó delgado como una hoja de árbol y decidió dejarse llevar por el viento, pero ya es hora de dormir, mañana te contaré las aventuras que tuvo.
—Pero yo sí quiero cenar papá—dijo el pequeño.
—Cierra los ojos y vuela, príncipe, vuela.