No estoy de acuerdo con la frase. El lenguaje es un proceso de aprendizaje, y más aún la escritura. Aprender a escribir es aprender a enfocarnos en lo que nos hace únicos en el uso del lenguaje.

La labor como profesor para mí es la de candelero: estoy ahí para ayudar a los estudiantes a identificar sus fortalezas y debilidades. Comienzo a impartir clases en la escuela porque tome dos cursos on-line con la Escuela e hice el máster. En esas experiencias descubrí el gozo de leer a otros autores y leerme a mí de una forma distinta.

El objetivo que tengo como profesor con cada clase es el de crear el ambiente óptimo para que los estudiantes puedan crear. Más que transmitir información a los estudiantes, les presento herramientas y los incentivo a crear. Este incentivo puede estar directa o indirectamente relacionado con la escritura: puede ir desde observar a tu mascota hasta bailar una canción que no te gusta.

Lo que les pido al principio es que traten de abandonar el concepto que tienen de lo que es un buen escritor, pues muy probablemente será la principal razón de su bloqueo. Cuando termina, les pido que me cuenten cuánto ha cambiado ese concepto que tenían al principio. ¡La exigencia que tengo es que escriban!

Sobre todo colaborativo. Lo más útil en un taller o curso son los comentarios que unos se hacen a otros, y perder el miedo a que te lean y critiquen.

Cosas inesperadas, espero. Pero entre lo esperable, me enseñan siempre a ver un relato desde distintas perspectivas.

Tener la capacidad de identificar fortalezas y debilidades específicas. Se muy concreto con las críticas y sugerencias, pero también incentivar a que los mismos estudiantes aprendan a ser concretos con sus críticas y sugerencias.

Leer a estudiantes cada semana y escribir informes sobre sus relatos, me mantiene en un estado creativo y de oficio continuo. Debo recalcar que el resto de actividades que realizo (trabajo, ocio, etc), las hago en inglés. Enseñar escritura creativa y escribir, es también disfrutar del refugio de mi lengua materna.

No creo tener un escritor favorito, pero los escritores como los que me gustaría escribir son: Mihail Bulgakov, Lucía Berlin, Roberto Bolaño. El libro que leo ahora es Yo sigo contando los días, de Georgi Bardarov.