Arantxa fue seleccionada en 2008 para formar parte del programa de la Red de Arte Joven de la Comunidad de Madrid y desde entonces ha participado en la vida cultural madrileña a través de recitales de poesía, cuentacuentos y lecturas literarias.
En 2011 ingresó en la III Promoción del Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores de Madrid, donde dio forma a su primer libro de relatos, Jaulas de aire, libro que fue publicado en la Editorial Torremozas en 2017 y galardonado con los premios Amaltea de Ciencia Ficción y Guillermo de Baskerville 2018.
Arantxa ha participado también en las antologías II Premio Ripley (Editorial Triskel, 2018), XXX Premio Ana María Matute (Torremozas, 2018) y Actos de F.E. (Editorial Cerbero, 2019). Además, ha publicado relatos y microrrelatos en varias revistas literarias, como La Gran Belleza, Cuentos para el Andén o La Rompedora.
Como periodista ha colaborado con diferentes medios, entre los que se encuentran La Razón, Cambio 16, Radio Nacional de España o NTR Guadalajara (México), con artículos o programas de cultura, viajes, ecología y economía. Pero también le apasiona enseñar, y por eso durante dos años fue voluntaria de la ONG Norte Joven, donde impartió clases de alfabetización para adultos.
En la actualidad trabaja como escritora de libros por encargo, de jurado literario e impartiendo clases de escritura creativa. También tiene tiempo para escribir sus propios relatos.
Escribir fantástico
Alejandro Marcos
Lola Robles
Arantxa Rochet
Alberto Chimal
Aitor Díaz
Maielis Gonzalez
Ismael Martínez Biurrun
Natalia García Freire
Manual de escritura
2024
Colección Escribir
Volumen 4
PdE & EdE
Actos de F.E.
Relato
2018
Publicado por:
Cerbero
II Premio Ripley
Relato
2018
Publicado por:
Triskel
Reseñas, entrevistas y artículos
- Libros prohibidos: Reseña: Jaulas de aire, barrotes de pensamiento
- Kindlegarten: Reseña: Jaulas de aire
- Libros Prohibidos: Entrevista a Arantxa Rochet
Entrevista a la profesora
Sí, se puede aprender, aunque considero que hay que contar, de inicio, con una inquietud por la escritura y la lectura que no todo el mundo tiene. Pero si se parte de esa base, se puede aprender (y enseñar) muchísimo. Quizá algunas personas tengan más habilidad para escribir que otras o hayan crecido en un entorno más propicio para ello, pero si ese talento no se ejercita, sirve de poco.
Considero que un clima de confianza y de respeto por lo que los demás escriben es fundamental. A través de la escritura muchos nos “desnudamos”, dejamos salir una parte muy íntima y personal de nosotros mismos, somos vulnerables. Y, si no hay confianza, no habrá libertad para escribir textos que estén llenos de verdad.
Diferentes formas de ver el mundo. Dentro de cada persona hay un universo único y especial, una manera distinta de percibir las cosas. Escribir es mirar, es escuchar, es tocar. Y se aprende mucho a través de las inquietudes de los demás y de su forma de trasladarlas al papel. La riqueza de la diversidad es maravillosa.
Ser capaz de percibir el potencial de cada alumno y ayudarle a descubrir sus puntos fuertes. Todo escritor ha de encontrar su propia voz, su estilo, y el profesor debe ser un acompañamiento en ese proceso.