Creo que hay una disposición natural, que uno tiende a escribir porque se le da bien y se le potencia de niño, pero que es necesario que esa disposición se potencie, se entrene y se pula para que el escritor muestre todo su potencial. Así que nace, pero también se hace. Solo naciendo no llega uno a ser escritor.

Empecé a dar clases porque me preguntaban constantemente por mail sobre temas de marketing para escritores. Pensé que de esa manera podría ayudar mejor y de una forma más ordenada. Entonces descubrí que me encanta y que los éxitos de los alumnos se viven como propios.

Creo que soy bastante cercana. No hace nada que estaba ahí, donde está ahora mi alumno/a atascado y me acuerdo perfectamente. Y muy práctica. Tal vez por mi formación (que es de Ciencias) soy muy de ir al grano y con ejemplos.

Les pido que se comprometan durante el curso y después. De nada sirve que yo te ponga en la dirección adecuada si tú no trabajas y analizas lo que haces cada cierto tiempo. Creo que soy exigente (de hecho, mis alumnos bromean con «mi látigo de siete colas»), pero también sé cuándo debo aflojar.

Me gusta un clima de compañerismo y de colaboración

Uf, tantísimas cosas. Aprendo muchísimo en cada curso. Algunos se han quedado conmigo como colaboradores en mi negocio online, muchos me han sobrepasado sobradamente en éxitos…

La empatía, ponerse en el lugar del alumno. El saber comunicar: hay gente que sabe muchísimo pero son pésimos profesores porque no saben llegar a sus alumnos.

Me gusta mucho la parte creativa de plan de negocio, de ruta de emprendimiento, cuando todo es posible y las piezas —las fortalezas del alumno— encajan como si fuera un puzle.

Dedico todas las mañanas tres horas a escribir ficción y una a escribir no ficción. El resto del día, lo dedico a la docencia y a mi labor como editora.

No tengo un escritor favorito como tal. Me han marcado Michael Ende, Gerald Durrell, Ursula K.LeGuin, Roald Dahl, P.G. Wodehouse…

Leo unos quince libros al mes. Suelo tener abiertos cuatro a la vez y los voy leyendo por rachas: uno en papel, uno en digital, un audiolibro y uno de no ficción. Ahora mismo estoy leyendo El último mago, de Lisa Maxwell (papel); La versión de Eric, de Nando López (digital); El aire que respiras, de Care Santos (audiolibro) y un libro sobre la publicidad en Amazon, de no ficción.