Nacido en Sevilla en 1981, ha estado ligado siempre de un modo o de otro a la literatura de manera paralela a su formación científica como médico. Se ha dedicado sobre todo a la poesía, ganando varios premios y empezando a publicar poemarios en 2013 (Bipedestación y otros conceptos antromorfos, Huerga y Fierro, 2013; La literna de Aristóteles, Huesos de jibia, 2015 y Epopeyas de bolsillo, Maclein y Parker, 2020). Dio el salto a la novela en 2020 con su libro Comida y basura, editado por Seix Barral, volviendo a publicar recientemente una segunda novela titulada La parte blanda de la montaña, también con Seix Barral. Ha publicado un libro de relatos, Diálogo de perros y ángeles en Huerga y Fierro (2016), trabaja como colaborador en revistas como Panenka, Jot Down, Mercurio así como realizando informes de lectura para Seix Barral. Recibió una beca para la residencia de escritores en Can Serrat en 2020. Su estilo se ha emparentado con la prosa lírica de Francisco Umbral o Cormac McCarthy y los lenguajes telúricos de Werner Herzog o Terrence Malick.

La parte blanda de la montaña

Novela
Seix Barral
2022

Más información

Comida y basura

Novela
Seix Barral
2020

Más información

Epopeyas de bolsillo

Poesía
Maclein y Parker
2020

Más información

Diálogo de perros y ángeles

Relato
Huerga y Fierro
2016

Más información

La linterna de Aristóteles

Poesía
Huesos de Jibia
2015

Más información

Bipedestación (y otros conceptos antropomorfos)

Poesía
Huerga y Fierro
2013

Más información

Reseñas y entrevistas

  • Un viaje a los lugares que inspiraron el libro Comida y basura. Traveler. Leer aquí.
  • Entrevista en El Cultural. Leer aquí.
  • Reseña de Comida y Basura. Diario de Sevilla. Leer aquí.
  • Reseña de La parte blanda de la montaña. Periódico de Aragón. Leer aquí.

Entrevista al profesor

Como en cualquier otra disciplina el espectro entre el “nacer” y el “hacerse” es muy amplio, variado y personal, hay “animales literarios” que nacieron con un talento que no ha necesitado entrenamiento específico (aunque esto también es muy relativo: cuánto se aprende simplemente leyendo con atención, analizando las formas y los contenidos de lo leído) y otros que han pulido algunas características concretas mediante una formación literaria reglada que ha aportado herramientas determinantes para hacerlo mejor, para encontrar una voz original.

He trabajado muchos años con profesor de alumnos de medicina y actualmente estoy empezando mi labor en la formación literaria. Creo que lo que he aprendido estos años como autor trabajando con editoriales de todo tipo (pequeñas dedicadas más a la poesía o “enormes” como Planeta para proyectos más relacionados con la prosa), puede ser muy valioso a la hora de compartir experiencias, conocimientos, herramientas para mejorar la creación literaria y preparar un texto para que opte a ser publicado de la mejor manera posible.

Creo que lo más valioso que puedo aportar es mi propio proceso como escritor y como lector, mi forma de afrontar los proyectos literarios desde la vertiente puramente inicial de la documentación como la posterior más enfocada en la construcción de los textos, la estrecha relación con editores, correctores de mesa, equipos de marketing, etc. Además mi formación científica me da un plus a la hora de ser metódico. Creo que la “literatura basada en la evidencia”, tergiversando el concepto científico de la “ciencia basada en la evidencia” puede ser muy útil en la formación literaria.

Primero que disfruten, que se emocionen, que salgan de cada clase corriendo con unas ganas incontrolables de escribir. Para conseguir esto pongo toda mi exigencia, para conseguir ese “estado vital”, esa mirada amplia que sirva como mecha para encarar los proyectos literarios pendientes.

Un clima creativo, sobre todo que no haya miedos a la hora de aportar o de criticar, que haya libertad y desahogo, que ninguna idea que se nos pase por la cabeza se quede sin exteriorizar y analizar.

Tanto o más que mis profesores. Tener alumnos te aporta un modo de preguntar y un modo de analizar diferente al habitual y eso abre mirada y mente. Y la pasión, la forma de amar lo que uno hace, en este caso la literatura, me parece algo esencial que hay que entrenar y que dando clases cobra una especial relevancia.

Primero haber aprendido a leer con detalle, analizando formas y tramas y construcciones, luego haber leído teoría literaria hecha por escritores (los textos teóricos de Piglia, Umbral, Vargas Llosa por poner algunos ejemplos)

Me interesa mucho el proceso de construcción de un proyecto desde cero, desde la idea inicial hasta su conformación definitiva (si es que esto existe). Me interesa el estudio de los límites entre lenguaje lírico y lenguaje prosaico, entre la literatura más enunciativa y la literatura más expresiva (o barroca o poética), entre poesía y prosa a grandes rasgos.

En general son bastante complementarias, hablar de literatura, en el formato que sea, siempre ayuda, siempre es productivo y aporta a la creatividad.

Aunque admiro a escritores como Cormac McCarthy, Onetti o Carson McCullers, creo que los niveles a los que ha llegado Francisco Umbral en su extensa obra son insuperables y para mí es el mejor. Su potencia lírica, su capacidad para “llevarla pegada al pie” en todos y cada uno de sus textos, sus incursiones en el periodismo y sobre todo en la teoría literaria (nadie ha sabido entender como él a Valle-Inclán, a Gómez de la Serna, al mismísimo Lorca…) hacen de él el más completo de los escritores a los que admiro. Actualmente estoy leyendo Leche condensada de Aida González Rossi y Cézanne de Eugenio D´Ors. Siempre procuro tener cerca una novela y algo más teórico o ensayístico.

Álex Prada, fotografía de Inés García del Castillo -IMG570
Fotografía: Inés García del Castillo
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