Francisco Martínez Real

Francisco Martínez Real es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido profesor de literatura y cultura hispánicas en IES Abroad Buenos Aires y The University of Hull. Su poemario Hacer sal fue publicado por Amargord en 2021. Ha escrito el estudio La narrativa hispanoamericana (siglos XIX-XXI). Realiza una tesis doctoral sobre erotismo, política y literatura en la Universidad Complutense de Madrid y formó parte de la I Promoción del Máster de Poesía de Escuela de Escritores.

Ha sido finalista del primer certamen de poesía viva #LdeLírica, de Ámbito Cultural-El Corte Inglés y sus poesías han sido recogidas en la antología de dicho premio. También ha participado en el open de poesía Soplavivo y sus poemas han sido recogidos en varias revistas, como Cuadernos del Hipogrifo. Ha codirigido la revista de poesía Salmacis y el podcast de poesía Dando la nota (poética).

Entre sus publicaciones académicas, destacan artículos en revistas como Analecta Malacitana (Universidad de Málaga) y Romanica Olumucensia (Universidad de Olomuc) y su colaboración en el proyecto de investigación «Fuentes para una historia del cuento hispanoamericano (siglo XX)», cuyos resultados son permanentemente actualizados en la página Cuento hispanoamericano.

Hacer sal

Poesía
2021

Publicado por:
Amargord

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Entrevista al profesor

Por supuesto que se puede enseñar a escribir, un buen profesor tiene que plantar esa semilla para que el alumno sea capaz de tener ideas originales y llevarlas a la escritura con una forma que también sea solo suya, es decir, puede ayudarle a crear su propia voz. Para eso me parece muy importante la puesta en común de los trabajos, el feedback de los compañeros, pero también la labor concienzuda del profesor como co-lector (o, como se suele decir ahora, lector cero), para que el escritor visualice su proyecto de forma realista y lo haga realidad.

Siempre he estado vinculado a la docencia de la literatura, diría que es una parte esencial de mi personalidad. No podría entenderme sin enseñar literatura. A los dieciocho años me matriculé en filología y ya lo tenía muy claro. Empecé a impartir clases en Buenos Aires, en un año de intercambio, como ayudante en un centro que se llamaba IES Abroad, junto con una profesora que también enseñaba en la UBA y me ofreció una visión muy creativa de la docencia que siempre he continuado.

Me enfoco mucho en desgranar cada palabra de los poemas para que expresen justo lo que el alumno quiere decir, y también en una lectura en voz alta que nos ayude a discernir el ritmo. Por otro lado, mi enseñanza es personalizada, pregunto a cada alumno qué proyecto tiene en mente, si es que quieren escribir un proyecto completo (libro, plaquette, incluso CD…) y me ocupo de que llegue a buen término.

Siempre me gusta subrayar la constancia, y que no tengan miedo de escribir lo que piensan o de expresarlo. La poesía pone en juego pensamientos y sentimientos que a veces son muy profundos o íntimos, y precisamente por eso no puede escribirse con miedo. Creo que, más que ser exigente con los alumnos, intento dar clases inspiradoras que enciendan sus ganas de exigirse más, pero un mínimo que suelo pedir es que escriban dos poemas por semana.

En mis grupos de trabajo hay un ambiente distendido, no hay que olvidar que somos grupos de creación, y para ello los alumnos tienen que sentirse muy libres. Hablamos mucho, detenemos la clase si hace falta para desgranar un poema durante media hora…, pero sin descuidar los contenidos. Tengo mucha confianza en la clase-diálogo.

Me enseñan a construir proyectos de poesía. Ellos traen ideas originalísimas que siempre sorprenden, un bagaje cultural y experiencial a veces muy diverso, y así, compartiendo poesía y experiencias, me muestran su mundo lírico y juntos tratamos de darle forma.

La capacidad de escucha, por un lado, y la de lectura, por otro. Leer bien lo que los alumnos escriben y escuchar para interpretar qué quieren hacer, qué obra desean poner en pie, es fundamental en todo proceso de creación.

Me encantan la literatura comparada y la escritura creativa. Son dos ámbitos que se complementan perfectamente porque al comparar la escritura de los autores descubres cómo escriben, qué mecanismos hay detrás de la composición de sus obras, y eso aporta recursos que se pueden adaptar en la escritura creativa.

Para mí es fundamental la labor de profesor, porque muchas reflexiones que recojo en clase después me inspiran para cambiar un poema, un libro entero… Meditar constantemente sobre la escritura es un privilegio que aumenta la creatividad.

Pocos escritores pueden decir un autor favorito, es como una traición a todos los demás que te han inspirado. He leído mucho a los lírica arcaica griega, como Arquíloco de Paros, por darte un ejemplo. Autores del siglo XX, como Lorca o José Ángel Valente me parecen fundamentales, y he leído con atención a Gioconda Belli y otras poetas latinoamericanas. Tendría tantos nombres que ofrecer… En mis cursos trato de reflejar toda esta diversidad de la poesía, pero la poesía siempre es más que nosotros.

Francisco Martínez Real -IMG570 - fotografía de Pedro Salinas
© José Pedro Salinas
Ha sido profesor de:
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