Autora de los libros de poemas: Fervor de Tierra (Tusquets, 2024) En las praderas del fin de mundo (Valparaíso, 2019), La Ruina que Nombro (Visor, 2015), Puerto Calcinado (Universidad Externado de Colombia, 2003, Valparaiso 2011) y del libro objeto Chinatown a toda hora (2011) Ha publicado los libros en prosa: Una fotógrafa al desnudo: biografía de Tina Modotti (2005) y Blanca Varela o la escritura de la soledad (2004). Es doctora en literatura por la Universidad de Pennsylvania. Ha obtenido los reconocimientos: Premio Nacional de Poesía de la Universidad Externado de Colombia (2003), Premio Internacional de Poesía Puentes de Struga (2005), Premio Cittá de Castrovillari Prize (2010) y Premio International Latino Book Award (2020). La traducción al italiano de La Ruina que Nombro (La Rovina che nomino.Al fili de Aquilone, 2024) fue finalista del Premio Literario Camaiore, 2024. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, alemán, catalán, italiano, portugués, macedonio, árabe, polaco, ruso, griego y chino. Tradujo al español a los poetas Jericho Brown, a la poeta laureada de los Estados Unidos Tracy K. Smith yl poeta Kahlil Gibrán. Es profesora de poesía en la Maestría Bilingüe en escritura creativa de la Universidad de Texas en El Paso.
Entrevista a la profesora
Precede un deseo de leer y escribir que no da espera, feroz como un animal que pide comer. Pero la escritura sucede en el tiempo y la mayor parte del trabajo es posterior al primer impulso y depende de reconocer la exterioridad de los textos. Escribir es editar, aprender a leer lo propio como ajeno. No estoy segura de que se puede enseñar a escribir, pero existe un proceso por el cual en un autor se hace mejor escritor y es un aprendizaje constante y esforzado del universo interior y del exterior.
Soy profesora por el ejercicio de las lecturas compartidas y porque experimento el entusiasmo literario, incluido el de la escritura, como una forma de conectar con los otros. Cuando fui estudiante de literatura conocí algunas de las personas más importantes de mi vida, aquellas con las que aún hoy hablo de seres imaginarios como si fueran reales. En el espacio del salón de clase se abren formas de reconocimiento entre quienes buscan respuestas similares y se han reconocido en las mismas preguntas.
En los talleres me gusta seguir la guía crítica para talleres de Liz Lerman que me pasó una amiga, donde el autor no escucha críticas de forma silenciosa, sino que tiene la oportunidad de hacer preguntas para que las sesiones de trabajo estén en línea con sus propios intereses. Esto es porque no creo en las reglas generales de escritura, sino en que cada libro demanda y señala sus propias rutas. Por eso también intento que los alumnos decidan parte de la bibliografía del curso, porque cada escritor es un linaje y saber establecerlo y defenderlo también es escritura.
El nivel de eficacia de los cursos depende de la confianza, pero la confianza proviene del respeto, que a su vez no puede alcanzarse sin trabajo y preparación. Esta es una exigencia mayor y partimos del pacto no explícito de que todo el que ha sido invitado al grupo lo entiende. Las clases de estudios posgraduados se basan en una estructura horizontal donde la responsabilidad de lectura y preparación recae en todos los miembros del curso.
Que la literatura es infinita y no un saber desgastado que agoniza, como algún desanimado quiere hacernos pensar. Que todos los días nace un libro esencial para interrogar el presente, que hay tantas rutas para la imaginación como personas y que todos: la vida, el arte y los libros en realidad están a punto de empezar.
Tengo especial interés en el modo en que la escritura y las artes en general encuentran recursos de riesgo y renovación en el encuentro y diálogo con otras artes y discursos. Me interesan las relaciones entre literatura y fotografía, escritura y sociedad y entre el autor y el entorno con el que dialoga. He investigado sobre el modo en que la cultura interviene la vida a través del diseño de comunidades alternativas institucionales y habitacionales y en el modo en que dichas comunidades intervienen paradigmas estéticos en nuestro presente. Me interesan por tanto las formas de autoría complejas: creación colectiva, apropiación, desapropiación, postproducción, collage e interdisciplinariedad.
No las distingo porque tengo la suerte de trabajar únicamente en el campo de la creación literaria contemporánea. Con mis alumnos comparto los cuestionamientos que me hago todos los días en mi labor de escritura, entre los cuáles se incluyen: ¿Qué significa ser escritor en el presente? ¿Cómo se informan las técnicas y recursos que utilizamos para crear productos culturales estéticos, nuestros libros y discursos sobre el campo, de qué deben nutrirse? ¿Cómo deben dialogar con otros discursos sociales como la política, la ética, la ecología? ¿Qué tipo de vida se diseña a partir del oficio de la escritura? ¿Qué tipo de mercado y técnicas de reconocimiento y validación enfrentamos hoy y cómo debemos navegarle para asegurar nuestra participación en la conversación literaria? Entre muchas otras preguntas
Mediterránea, una antología de poetas bolivianos.