Alberto Cascón Martín nace en León, España, aunque ha pasado la mayor parte de su vida en Madrid. Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria de formación, actualmente en activo. Desde muy pronto, no obstante, compagina la formación científica con la formación en humanidades. En primer momento, de forma más autodidacta, profesionalizando progresivamente la formación.
Ha asistido a varios cursos de escritura creativa en la librería La Central, impartidos por la escritora Cristina Sánchez-Andrade. También completó un curso trimestral en la Escuela de Escritores de Madrid, de escritura creativa, impartido por la escritora Elvira Navarro. Durante los últimos dos años, ha formado parte de la XI promoción del Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores de Madrid, ocupación que ha compaginado con el trabajo en un Centro de Salud durante la pandemia.
Algunos de sus relatos han sido publicados en antologías como la del VI Premio de Microrrelatos Manuel J. Peláez o seleccionados para su publicación en la revista literaria virtual La Rompedora. Uno de sus trabajos del máster, las cinco estaciones, novela corta escrita durante el primer año, ha sido propuesta para su publicación por parte de la editorial independiente La equilibrista.
En 2023 publica Los que vienen, su proyecto de fin de Máster, en la editorial Ya lo dijo Casimiro Parker.
Lo que opina Alberto sobre el Máster
¿Cómo ha cambiado tu visión de la creación literaria después de haber cursado el máster?
Supongo que la enseñanza en creación literaria es una de esas cosas que uno no conoce en absoluto hasta que no está muy cerca. Como si te piden nombrar cincuenta ejemplos sobre un tema que desconoces del todo. Y cuando no sabes, inventas. O imaginas. El master lo cambia todo, claro, desde el principio. La ventaja, en el caso de la enseñanza en el máster, es que empiezan como si, efectivamente, no te hubieras involucrado antes. Asumiendo tu fantasía. Primero pasos pequeños y luego ya veremos. Creo que el cambio viene en realidad de la importancia que se da al conocimiento de los textos propios y ajenos. Entender por qué esta estructura sí, pero aquella no. Qué quiere decir esta repetición de conceptos. Por dónde empezar una obra. Cuánto de relevante y cuánto de desconocido antes de entrar aquí es, por poner el caso más llamativo, lo que se conoce como campo semántico. Que como casi todo lo que no conocemos, esto también era distinto, y escribir tiene mucho más que ver con construir cosas que con inventarlas.
¿Crees que se puede enseñar el oficio de escritor?
Creo que se pueden enseñar muchas cosas. Muchas estrategias. Se puede decir qué preguntas hay que formular y que respuestas escoger. Se puede decir que este camino sirve y este camino no. Se puede estimular las lecturas clave, los procesos creativos, exigir esfuerzos y ordenarlos. Creo que tanto yo como quienes me han acompañado en clase durante estos dos años tenemos muchas más herramientas que cuando empezamos para hacer ciertas cosas, para probar a escribir. Dicho esto, entiendo que todos tenemos un techo de mejora, un abanico de opciones, y como en casi todo, uno llega hasta donde puede llegar, y no más. Creo que la virtud de la enseñanza de escritura creativa tiene que ser ampliar los márgenes de lo posible. Permitir a quien puede ocupar un espacio en el mejor de los casos alcanzar concretamente ese espacio.
¿Qué es lo que más te gusta del Máster, y de la forma de trabajar de la Escuela?
Creo que el máster exige una dedicación, tanto en tiempo como en esfuerzo, con el que tal vez no contaba antes de empezar, y que me ha sorprendido gratamente. Creo que la suma de las asignaturas cubre un espectro bastante amplio de la creación literaria. Combina bien las entregas a corto plazo con otras de largo aliento. A pesar de las circunstancias tan particulares de estos últimos dos años, el master provoca una sensación inmersiva que conduce a conectarse con uno, con su escritura, con detalles muy pequeños y absurdamente importantes que, con la cabeza en otro sitio, son imposibles de ver. Creo que se favorece mucho el espíritu crítico con la obra propia y con la ajena, pero siempre dentro de una dinámica de crecimiento.
¿Qué ha significado para ti el grupo de compañeros que has conocido en el máster, sigues teniendo relación con ellos?
Nada hay más agradecido que coincidir en espacio, en tiempo, y además en intenciones con un grupo de iguales. Y la exigencia une. Las fechas de entrega y las dificultades, también. Han sido repetidas e indisimuladas las muestras de apoyo, la ayuda, la búsqueda comunitaria y compartida de las mismas respuestas. Incluso en el año que ha sido, con las restricciones de reunión, con el abandono de la siempre aglutinadora presencialidad, la sensación que me ha acompañado es la de una construcción común.
Resume en tres palabras tu paso por el Máster.
Cambio de rumbo
¿Recomendarías el Máster?
Sí, siempre y cuando quien vaya a iniciarlo sepa el esfuerzo que supone, el compromiso de responsabilidad que uno adquiere al ser admitido, la posibilidad de cometer error, la intención de enmendarlos, de aprender al menos. Creo, y esto ya lo he dicho antes, que uno sale de la experiencia de este máster de una manera muy distinta a como entró. Creo que, si uno está atento y apunta, o está atento y escucha, y, sobre todo, si está atento y escribe, el esfuerzo valdrá la pena.