Por Rosa Jiménez
Hay una máxima en el lenguaje llano que probablemente ya conozcas: menos es más. En general, es mejor decir un abrazo que un abrazo para todos.
Se sobreentiende que si te diriges a varias personas querrás que esa muestra de cariño sea para todos. Sin embargo, hay una excepción en la que la repetición no solo está aceptada, sino que es conveniente utilizarla: cuando queremos imprimir emociones.
La palabra emoción proviene del latín emovere. Significa el impulso que te lleva a actuar. Y para mover a la acción, para poner al otro en movimiento, no hay que ser tacaño y caer en el ahorro lingüístico.
Cuando algo nos emociona decimos que nos ha tocado el corazón. Para tocar hay que acercarse, permanecer cerca. Esto no significa que haya que ser meloso o insistente.
¿Cómo lograrlo entonces?
¿Cómo dirigirte a tu público sin parecer frío ni empalagoso?
Así que, ya sabes, se redunda para emocionar y el abrazo es siempre para todos porque es el símbolo de la conexión entre los receptores. No querrás que sea, sin más, una muestra de cariño, ¿verdad?
Rosa Jiménez es licenciada en Comunicación Audiovisual y graduada en Psicología. Realizó su doctorado en Comunicación y tiene un máster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Es profesora en la U-tad, (Narrativa Audiovisual, Composición Visual, Guion y Fotografía). Trabaja con el área de Empresas de Escuela de Escritores en proyectos de redacción de textos e impartiendo formaciones sobre Redacción y Escritura Creativa para Equipos. También trabaja como guionista de videojuegos y ha sido correctora para la editorial Planeta.
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