Sara es periodista de la UPB (Universidad Pontificia Bolivariana) y ha trabajado en varios de los principales medios de comunicación colombianos. En 2017 fue alumna de la IX Promoción del Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores de Madrid. Su primer proyecto fue la novela autobiográfica Cómo maté a mi padre publicado por Editorial Lumen en España y por Angosta Editores en Colombia, donde fue finalista del Premio Nacional de Novela 2020. Su segunda obra, Donde cantan las ballenas, se publica por Lumen en 2021.
En 2020 Sara fue elegida por la Universidad de Iowa como una de las 25 escritoras emergentes del mundo y fue invitada al IWP Spring Residency 2021. Vive en Medellín en donde trabaja en su siguiente novela, colabora como periodista en diversos medios de comunicación y atiende Ábrete Sésamo, su tienda de especias.
Entrevista a la profesora
Si alguien naciera siendo escritor a mí me daría mucha envidia porque yo, personalmente, he invertido mucho tiempo, mucho trabajo y mucha energía en esto. Nada de lo logrado me ha caído del cielo. Llegar a ser escritor solo se consigue de una manera y esa manera es escribiendo. Tomar un curso como estos es una buena forma de obligarse a ello y, de paso, recibir retroalimentación calificada. ¿Qué más se puede pedir? A mi modo de ver, las clases constituyen un atajo inmenso. El avance de los alumnos es tan palpable que nadie podría negar su utilidad.
Las clases fueron determinantes en mi formación como escritora, por eso, ahora, siento el deber de compartir lo aprendido con alguien que más, de la misma manera como mis profesores lo compartieron conmigo en su momento. Concibo la enseñanza como un oficio de doble vía, una cadena infinita que tira desde ambos extremos. Es muy satisfactorio para todos.
En la Escuela de Escritores pasé, como estudiante, los dos años más felices y más intensos de mi vida. Allí están mis más grandes maestros, mis amigos, mi familia literaria. Todo lo que he logrado se lo debo a ellos. Me temo que no me va a alcanzar la vida para agradecerlo. Hoy en día, como profesora, tan solo intento devolver una porción de lo recibido.
Pido respeto en las interacciones con el grupo. Apertura para recibir las sugerencias y comentarios. Pasión para involucrarse en algo como esto. Lo último suelo pedirlo en dosis extras. Busco alumnos que se interesen realmente por el oficio, que adquieran un compromiso serio. Por supuesto que soy exigente pero, al final, cada quien verá qué tanto está dispuesto a dar. De lo que sí pueden estar seguros es de que yo, por mi parte, siempre hago un esfuerzo inmenso por entregarles lo mejor.