Clara Redondo
El buen estilo en la escritura está íntimamente relacionado con el lenguaje claro, y la meta es que un lector pueda entender un documento escrito la primera vez que lo lee.
Para que lo que deseamos transmitir llegue de una forma directa, limpia y que comunique mejor, aquí va una lista de recomendaciones:
1) Antes de ponerse a escribir, decidir qué queremos contar y a quién se lo vamos a contar. Teniendo esto muy en cuenta, decidiremos el tono y el nivel del lenguaje. Primero hay que pensar y luego escribir.
2) Buscar una sintaxis sencilla:
- Evitar las frases excesivamente largas y con demasiadas subordinadas. Alternar frase larga con corta, para hacerle al lector el texto lo más amigable posible. No abusar de las oraciones subordinadas ni hacer muchos incisos, sobre todo si son largos.
- Mencionar al sujeto de la acción y colocar las acciones en el orden que se producen.
- No esconder la información importante en mitad de la frase.
- Reforzar el final de las frases, que es la parte que los lectores van a recordar.
3) Evitar:
- Los circunloquios, es decir, expresar dando un rodeo algo que podemos expresar con menos palabras: *El autobús va a efectuar su entrada en la estación/El autobús va a entrar en la estación. Es un derroche innecesario de palabras. Cuantas menos palabras para expresar algo, mejor, siempre y cuando no nos comamos la información. Concisión no significa brevedad, ojo.
- Las muletillas, que son palabras o frases que, por hábito, se intercalan innecesariamente en el texto como una especie de apoyo en la expresión: o sea, ¿entiendes?, ¿sabes?, ¿me explico?, como es sabido.
- Las redundancias, es decir, añadir palabras innecesarias, puesto que el significado de lo que se habla ya lo está expresando: yo personalmente/subir arriba.
- Las rimas: varias palabras con la misma terminación. Suele suceder mucho con las palabras acabadas en -ión o en -ente.
- Los textos muy sustantivados. Una forma sencilla para escribir con claridad es cambiar, por ejemplo: mediante la destrucción/para la estimulación de/sin la introducción de por: destruyendo/para estimular/sin introducir. Con esta modificación, convertimos unos sustantivos en verbos, y los verbos son más directos y menos abstractos que los sustantivos.
- El abuso de la voz pasiva. Otra manera fácil de escribir con claridad es usar verbos en voz activa: la presidenta inauguró la sesión mejor que en pasiva, la sesión fue inaugurada por la presidenta.
- Comunicarse a través de enunciados negativos: *No es infrecuente que se rechacen las solicitudes/Es habitual que se rechacen las solicitudes. La acumulación de elementos negativos es más difícil de interpretar y genera ambigüedades innecesarias.
- La pobreza léxica. Hay que buscar la riqueza del lenguaje: no nos debemos conformar con los verbos comodín (realizar, llegar a, poder…) ni con palabras pobretonas y vacías de contenido (cosa, asunto…). Tampoco debemos caer en repetir palabras en un mismo texto; para evitarlo, lo mejor es buscar un sinónimo.
Una estupenda recomendación para quienes trabajan con el lenguaje como herramienta diaria es consultar Fundéu en caso de duda. Ofrece recomendaciones, consultas atendidas y noticias relativas a nuestra lengua. Tanto el servicio de atención de consultas como su boletín de recomendaciones son muy útiles, pedagógicos e interesantes.
Clara Redondo desarrolla su trabajo en tres ámbitos: como profesora de escritura, como correctora y analista literaria, y como escritora. Lleva desde 2001 impartiendo talleres de redacción para diversas empresas e instituciones, como Museo Guggenheim Bilbao, Mercedes-Benz, Iberia, Instituto de Crédito Oficial, Organización Mundial de la Salud de México, Ecoembes Madrid, Caser Seguros, Gómez-Acebo y Pombo, Hogan Lovells, Congreso de los Diputados, etc.