En esta entrevista charlamos con Ana Löwenberg, responsable de Filantropía en Fundación Anesvad, con quienes trabajamos en 2021 en la creación de textos para comunicar a empresas y particulares la importancia de sus proyectos.
Muchos de vuestros proyectos requieren una serie de actuaciones sobre el terreno para cuya ejecución resulta imprescindible una documentación técnica extensa y precisa. Sin embargo, a la hora de comunicar estos proyectos a vuestros asociados y empresas colaboradoras se necesita emplear un lenguaje completamente distinto. ¿En qué aspectos consideráis que es importante trabajar ese otro lenguaje?
Nuestros proyectos tienen como objetivo luchar contra las enfermedades olvidadas de personas olvidadas, en países olvidados, y para acabar con ese olvido hay que hablar con un lenguaje claro, veraz y que emocione, que nos permita por un momento salir de nuestra burbuja y poder conocer otras realidades muy injustas que pueden cambiarse con los medios financieros, técnicos y políticos que hoy están a nuestro alcance. Para romper los círculos de pobreza y el estigma de las enfermedades tropicales desatendidas, el lenguaje nos da las palabras y, por tanto, las herramientas para convertir los proyectos en historias que entendemos y que nos emocionan. Y ya no existe el olvido, son personas que viven y luchan por una vida mejor, como nosotros, ¿cómo no vamos a escucharles?
A la hora de enfrentarnos a redactar vuestros textos nos habéis indicado con claridad que queréis transmitir una imagen de impulsores del cambio, no tanto de denunciantes que solicitan una ayuda puntual. ¿Se trata del espíritu de los proyectos concretos en los que hemos trabajado o es más bien una filosofía como fundación que aplicáis a todas vuestras iniciativas?
Anesvad nace para hacer, somos una fundación comprometida con el Derecho a la Salud de las personas más vulnerables del planeta que sufren enfermedades que a nadie le importan porque esas enfermedades en Europa o EEUU no existen. Y creemos en el cambio. Para Anesvad la sanidad es un derecho, es una enfermedad olvidada, es una vacuna, es un medicamento. Es Ghana, Benín, Togo o Costa de Marfil. Es úlcera de Buruli y es lepra. Es aquí y allí. Es pasar de la ayuda a la inversión, de la donación al impacto social. Y lo aplicamos a todo lo que hacemos, queremos impulsar ese cambio con las personas que colaboran con Anesvad año a año, con las empresas, con otras ONGs, el cambio es posible porque la salud es un derecho. Nazcas donde nazcas. Vivas donde vivas.
En los dos últimos años toda la población mundial se ha visto azotada por un problema sanitario grave derivado de la pandemia. ¿En qué medida ha contribuido esta situación a concienciarnos respecto de la necesidad de proteger la salud como Derecho Humano Fundamental?
Hoy, más que nunca, sabemos que la salud es lo más importante, que si la sanidad se para, se para todo, que necesitamos sistemas de salud universales, accesibles, públicos y de calidad. Lo necesitamos en España, pero también en Togo o en Perú. La Salud es un Derecho Humano y hay que luchar para conseguirlo en todos los países del planeta, tu salud no puede depender de dónde has nacido.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar con un escritor que os ayude a contar el relato de vuestros proyectos? Ha sido una experiencia increíblemente positiva y enriquecedora, no solo nos ha permitido comunicarnos con nuevos públicos y entablar diálogo con personas e instituciones a las que con nuestro lenguaje habitual no habíamos llegado, nos ha dado una nueva perspectiva, nos ha permitido ver nuestro trabajo con otros ojos, con alma, y eso le ha dado mucho valor, mostrándonos caras desconocidas de una realidad que conocemos muy bien, pero que con las palabras justas de un escritor te permite inquietar, llegar más lejos, a más gente, y así, conseguir que más personas nos entiendan y quieran ser parte del cambio. En Anesvad estamos muy agradecidos por haber accedido a nuevos lenguajes de vuestra mano.