En esta entrevista hablamos con Julio Molina, Responsable de Oficina CISO de BBVA en España, sobre el curso de Creatividad y Escritura para Equipos que diseñamos para su departamento, un equipo técnico compuesto esencialmente de informáticos e ingenieros.
Uno de los objetivos que teníamos con Creatividad y Escritura para Equipos era comprobar si la cohesión que se produce entre los alumnos de Escuela de Escritores en un taller literario abierto al público podría producirse entre un equipo de compañeros de trabajo. ¿Crees que el curso ayudó a estrechar lazos entre vosotros, a conoceros mejor a través de la escritura?
Cuando comenzamos a pensar en la necesidad de un taller de este tipo, lo hacíamos desde la visión de cómo hacer que un equipo que suele trabajar en un ámbito muy tecnológico consiguiera poder explicar en qué consiste y cómo realiza su trabajo de manera cercana y clara, que lo pudiera entender cualquier persona.
En el taller aprendimos que una herramienta fundamental para conseguir este objetivo es adquirir la capacidad de crear historias y compartirlas. Y qué une más como especie que crear y contar historias. Nos ayudaron a acercarnos más, a descubrir aspectos de cada uno que no habíamos explorado antes y a conocernos un poco más. Fue revelador y muy divertido.
Cuando propusimos la idea de este curso de escritura, nos llamó la atención que fuera el departamento de Ciberseguridad el primero en recoger el guante. En principio, parecería que la creación literaria no fuera una de las áreas de aprendizaje que os pudiera interesar. ¿Qué importancia tiene en tu trabajo diario la capacidad de expresarte bien por escrito?
Nuestro trabajo, además de muy técnico, consiste en que el resto de la organización tenga el mejor nivel de protección que podamos ofrecer en cada momento. En muchas ocasiones esto implica inculcar hábitos en otros departamentos y limitar, por no decir prohibir, algunas formas de hacer que pudieran significar correr riesgos no deseados. Conseguir expresar de modo correcto las razones por las que no se pueden hacer ciertas cosas resulta fundamental para trasladar la conciencia de la protección en la organización como algo positivo y necesario en los tiempos que corren. Tener la habilidad de expresar esto de la mejor manera posible resulta vital para que nos vean como los que ayudan a protegernos.
Otro de los aspectos de nuestra forma de trabajo que queríamos compartir con vosotros en el curso de Creatividad y Escritura para Equipos es el de la creatividad: un escritor crea un mundo desde un folio en blanco cada vez que se sienta ante el ordenador. Las propuestas de escritura que diseñamos huían de la “escritura profesional” y el profesor, Javier Fonseca, trataba de llevaros hacia experiencias en las que el juego, la parte lúdica, tuviera más espacio con el objetivo de que os sintierais más libres. ¿Crees que os ha ayudado a ver desde otra perspectiva el pensamiento creativo para aplicarlo a vuestro trabajo diario?
Uno de los puntos de aprendizaje que buscábamos era cómo enfrentarnos al folio en blanco a la hora de contar los proyectos que realizamos como algo atractivo. Cuando nos pedían describir en qué consiste un proyecto, nuestra respuesta consistía en un conglomerado de acciones técnicas que expresaban lo que hacíamos: implantar un programa, crear una regla, definir un modelo. No contábamos para qué lo hacíamos y nos costaba muchísimo describir los beneficios que pudiera aportar un proyecto de forma tangible. La búsqueda del absurdo y el juego nos ayudó muchísimo a fomentar la imaginación. Practicar otras formas de aproximación nos abrió la mente para siempre buscar otras perspectivas; muy útil para afrontar el día a día.
Finalmente, Julio, tú participaste en el taller como un alumno más; ¿qué destacarías de tu experiencia personal?
Además de lo divertido que fue, cómo nos ayudó a practicar la cultura del feedback desde otro aspecto diferente al laboral. Los lazos que se crean y cómo predispone a las personas a escuchar y mejorar son de un gran valor. Mejoras tu expresividad, aprendes a identificar lo que sobra en una historia y que no aporta. La empatía se dispara. Escribes para que tu lector imagine y perciba las emociones y las sensaciones que quieres hacerle llegar. En definitiva, pones la creatividad para generar sentimientos.